Israel intensificó el domingo 8 de octubre sus ataques aéreos contra la Franja de Gaza, un día después de que Hamás lanzara un asalto contra su territorio que se ha cobrado la vida de cientos de israelíes y ha hecho temer una escalada regional.
Después de un largo día con su larga noche, el conflicto deja desalentadoras cifras de muertos: 600 israelíes y 313 palestinos, según reportes oficiales.
La franja de Gaza está siendo atacada, por instrucción de Benjamin Netanyahu, con el propósito de destruir las capacidades gubernamentales y militares de Hamás, luego de una ofensiva militar sin precedentes y que sigue en curso en Israel, liderada por esas milicias palestinas.
«El número total de personas que han llegado hasta ahora a los hospitales de la Franja de Gaza como resultado de la agresión israelí asciende a 256 mártires, entre ellos 20 niños, y unos 1.800 heridos con diversas lesiones», ha informado el Ministerio de Sanidad de la Franja de Gaza en un comunicado.
Entre los heridos hay «decenas de casos graves y críticos en quirófanos y cuidados intensivos» por lo que siguen trabajando los equipos médicos.
ACTIVAN PLAN DE EMERGENCIA
El Ministerio de Sanidad ha explicado además que se ha activado el plan de emergencia que implica la suspensión de las consultas ambulatorias y de las operaciones programadas.
Por otra parte, ha denunciado ataques contra personal e instalaciones médicas palestinas por parte de las fuerzas israelíes que se han saldado con la muerte de tres trabajadores y lesiones para otros tres en un «ataque directo» contra el Hospital Indonesia y el Complejo Médico Nasser. También han quedado destruidas cinco ambulancias.
Además el Ministerio de Sanidad se ha lamentado de la falta de medicamentos y de material médico como consecuencia del bloqueo israelí y ha denunciado que el corte del suministro eléctrico desde Israel tendrá «graves repercusiones» para la salud de los pacientes.
Ahora dependerán para operar de los generadores eléctricos que funcionan con combustible y que podrían dejar de funcionar «por su deterioro y el agotamiento de las limitadas cantidades de combustible».
Por todo ello, piden a las instituciones internacionales que tomen medidas efectivas para dar protección al personal médico, los centros de salud y las ambulancias.