La sombra de Trujillo parece
insinuarse sigilosamente por los recovecos del Palacio Nacional, influenciando
las decisiones de las actuales autoridades que gobiernan. De esta manera, y
solo así, podemos entender el modo arbitrario en que esta administración se
desenvuelve, manifestando una hipersensibilidad ante las críticas,
distorsionando la verdad a través de información manipulada y, en otras
palabras, intentando encantar a la sociedad dominicana con desinformación, como
lo señalaría el respetado politólogo Giovanni Sartori.
Antes de llegar al poder, se vendió al
país la visión de que esta administración sería una especie de mesías o dioses
del Olimpo, quienes cambiarían de manera definitiva la desdicha que había
aquejado al pueblo dominicano. Prometieron que los tiempos de carestía habían
llegado a su fin y que se avecinaban días de prosperidad. La ilusión fue tan
intensa que algunos llegamos a pensar que, a partir del 16 de agosto de 2020,
estaríamos en la "tierra prometida" del éxodo y que el líder actual
encarnaba a un Moisés moderno.
Sin embargo, una vez que el actual
mandatario asumió el mando del Estado dominicano, nuestras esperanzas
comenzaron a desvanecerse de manera abrupta. La primera estrategia consistió en
debilitar a la oposición, deteniendo a sus principales líderes, lo que
inevitablemente me trae a la memoria el arresto de Juan Bosch en 1934 por
oponerse al régimen y expresar críticas contundentes en su contra.
Aunque las tácticas utilizadas son
diferentes, guardan similitudes con las del pasado. La administración actual ha
buscado deslegitimar a la oposición con la intención de perpetuarse en el
poder. Además, ha destinado sumas exorbitantes, concretamente 8 mil millones de
pesos, en publicidad para idealizar al presidente y crear una percepción
ficticia de prosperidad que, en la realidad, no refleja la situación del país.
Cabe señalar que los medios de comunicación que no siguen la línea del
gobierno, indirectamente se ven afectados, ya que no reciben parte de ese
presupuesto publicitario.
En resumen, en lugar de ser una
administración caracterizada por la democracia, la transparencia y la
honestidad, en la práctica ha demostrado todo lo contrario. Reflexionemos,
apreciados lectores, sobre qué podría haberse hecho con 8 mil millones de pesos
si se hubieran invertido en las provincias más necesitadas del país. También
consideremos el impacto de los 30 mil millones de dólares obtenidos en
préstamos por esta administración, los cuales, debido a su ineficiente gestión,
no se han traducido en beneficios palpables, sino que han agravado la pobreza y
profundizado la desigualdad en nuestra nación.
Escrito por:
Isaac Feliz.