Juan Cuevas.
Abogado.
Ex cónsul dominicano en Madrid.
“Dominicanos de aquí y de allá”, maravillosa expresión
merenguera que aviva el sentimiento identitario de los dominicanos. Evocación
nostálgica del que se quedó para el que emigró de la Isla, hacia New York,
España, Suiza, Italia y otras tierras. ¿Dónde no hay un dominicano?
Involuntariamente, rodeado por un ambiente de soledad viajera, la expresión
inundó mi sesera, trasladándolo al ámbito de la gobernanza, y los derechos de los dominicanos allí donde residen.
Las interrogantes no tardaron en llegar a mi cabeza,
por un instante recordé que en nuestra Constitución se recoge la igualdad de
derechos de los dominicanos. Entonces me pregunté ¿Por qué los gobiernos
dominicanos que hemos tenido hasta ahora, siempre han seguido una política
discriminatoria respecto de los dominicanos que están fuera, los de “Fuera”?
Muy a pesar de los beneficios que con sus Remesas, ayudan a los de adentro, al país en general.
¿Cómo es posible que los dominicanos de “Fuera” no
puedan optar a las becas que ofrece el gobierno cada año, en igualdad de
condiciones a los de allá? ¿Por qué los dominicanos de “Fuera” tienen que pagar
los servicios consulares más caros que los de allá, cuando los beneficios
recibidos por esos servicios no van a parar a las arcas del Estado? ¿Cómo es
posible que nuestros gobiernos pasados y actuales, a través de PROMIPYME oferten
créditos a las Pymes de allá, pero a los emprendedores de “Fuera” nada? Y eso,
que el Banco de Reservas ya tiene presencia en grandes capitales del mundo que
acogen migración dominicana en masa, New York y Madrid.
¿Cómo es posible que hijos de familias dominicanas en
el exterior no puedan acceder a las universidades porque sus padres no pueden
ayudarles económicamente? Entiendo el nivel de desarrollo económico mi país,
entiendo que si no puede con los de allá, se muestre incapaz con los de “Fuera”,
entiendo la estigmatización de los viajeros a lo largo de los años, al cual los
propios viajeros han contribuido. Pero entiendo que nuestra Constitución y
leyes nos hacen iguales en derechos, a los de aquí y los de allá.
Recuerdo que en mi tiempo de cónsul de Madrid,
frecuentemente acudía a los centros penitenciarios, en visita a los presos
dominicanos, porque también esos eran mis dominicanos, presos con familias que
sufrían las desdichas de sus hijos por enrolarse en “Bandas” de nombres sonoros:
“Los Trinitarios” “Dominican Don´t Play” “Forty Two” y otras. Dominicanos a los
que el sistema les falló, tanto el español como el dominicano.
La Constitución y Leyes dominicanas no discriminan, es
tiempo de que nuestras autoridades y políticos entiendan que la gran migración
dominicana, allí donde ha llegado, es una migración obrera. Que también
necesita del apoyo de su gobierno por el que también vota cada cuatro años, aun
estando en el exterior. “DE AQUÍ Y DE ALLÁ” somos iguales
en derechos y deberes.