Juan Cuevas
Abogado. Ex cónsul dominicano en Madrid.
“Mal de mucho,
consuelo de tontos” dicho popular, que podría justificar la holgazanería
política de los diputados del exterior, principalmente los de Europa, respecto
de sus homólogos en dominicana. Que tampoco es que sean diferentes, salvo por el
modelo clientelar de dádivas sociales a sus votantes.
Diputados y
diputadas del exterior, de todos los partidos, irresponsables políticos que han
puesto en cuestión la existencia institucional de esta ganancia de derechos
adquiridos. Dando la razón a las voces agoreras que cuestionan la existencia de
esta conquista política. Y que a pulso, ganaron las comunidades dominicanas en
el exterior, de EE.UU, Europa y el Caribe.
“La enfermedad
no está en la sábana” aunque los críticos así lo vendan. Estamos ante un
problema sistémico de la democracia dominicana, con efectos transversales, y de
responsabilidad compartida de gobiernos, partidos políticos, los diputados y la
Junta Central Electoral. Los cuales prefieren mirar para otro lado, y “coger
piedra para los más chiquitos” colocando en la hoguera la institución de los
dominicanos en exterior. Lo que no excluye de responsabilidad a
los votantes con la democracia de nuestro país.
Cuando
Bernarda Jiménez y Pedro Álvarez (VOMADE), Marcos Cross (PLD), Clara Perdomo
(Cónsul del momento), Héctor García (PRD), Luis Marmolejos (Asoc. Odontólogos),
Juan Cuevas (ASOCARDE) y los que más tarde se sumaron: Ángel Languasco,
Jeannete Alfau, entre otros. A través del Comité Provoto de los Dominicanos en
Exterior (Madrid).
Nos dimos la tarea
de luchar por nuestro derecho a votar en el exterior, estábamos convencidos de su
importancia. Hoy, a más de dos décadas de votar en las presidenciales y tener diputados. Particularmente sigo creyendo
en su necesidad y, la importancia de la representatividad política para nuestra
diáspora.
Claro que hay
cierta decepción y apatía en gran parte de las comunidades dominicanas en el
exterior hacia sus diputados y diputadas, lo mismo sucede en provincias del
país. Lo que no justifica su eliminación. Por lo que para algunos resulta más
fácil “tirar piedras en zinc ajeno” y hacerse los “desentendío”, depositando culpas
en los votantes por su apatía a participar activamente en los procesos
electorales en el exterior. Con argumento falaces, y alejados de la realidad.
Preciso es
recordar que el derecho que les asiste a los dominicanos en el exterior, no es
una dádiva, ni un favor de gobierno alguno. Es un derecho constitucional
consagrado en la igualdad de derechos de todos los dominicanos. Y recogido en
los artículos 22 y 39 de nuestra Carta Magna. Por lo tanto, no creo que la
eliminación de los diputados y diputadas del exterior, sea un camino que nos conduzca
a ninguna parte.